miércoles, 1 de septiembre de 2010

Sobre la muerte y el significado de los entierros.

Hace unos días falleció un tío muy querido para mi y para toda la familia. Nos encontramos todos en un velorio muy triste, porque como es costumbre, la muerte fué de un momento a otro y además era una persona no muy entrada en edad.
Yo tenía en claro que mi tío, que era una persona muy creyente y devota hacia Dios, había muerto en paz, porque el sabía que su hora le había llegado y de alguna forma se preparó para ese momento.
Mientras mucha gente estaba de duelo y muy dolida por la muerte de mi tío yo me encontraba algo triste, al ver el sufrimiento de la viuda (mi tía) y los hijos que en ciertos momentos parecían no tener consuelo.
Sin lugar a dudas la muerte es uno de los grandes miedos que tienen las personas, porque a pesar de que muchos tenemos fé no nos podemos imaginar que pasa después de la muerte, y eso nos aterra.
Pero acaso no sienten que hay algo más después de la muerte ?. Yo me considero un privilegiado en cuánto a lo que pienso y lo que siento; tengo que decir que no tengo miedo a la muerte, a partir de mi fé en que existe la vida después de ella.


"Las costumbres prevalentes en los países muy desarrollados respecto al entierro de los cuerpos muertos, son en realidad resabios paganos, carentes de inteligencia y decencia. En los Estados Unidos por ejemplo, maquillan, embellecen y visten el cadáver como si estuviera presidiendo una reunión para celebrar su propia muerte. Esto es no solamente horrible sino que constituye falta de respeto a la persona que ha dejado la Tierra.
El cuerpo humano, desocupado por su ex-dueño en el estado que llaman erróneamente "muerte", no tiene nada de sagrado. Es simplemente una colección de materia física que ya no le sirve al espíritu que la usó. La idea que expresan los deudos es la de que la persona está allí, presente en ese cadaver, atestiguando el dolor o el honor que le rinden los que han quedado en el planeta tierra.
El entierro de un cuerpo muerto se debe hacer con respeto pero no con reverencia, rápido y limpiamente. Lo más limpio y apropiado es sin duda alguna la incineración, pero aún no se ha podido adoptar ni imponer debido a la emotividad de los ignorantes.La verdad es que la disposición de unos restos humanos es un deber hacia los vivos y no un honor hacia los muertos quienes no tienen interés alguno en el asunto. El fuego es limpio, purificador, y, por lo tanto, respetuoso."


Extracto de la revista Metáfica "El Nuevo Pensamiento" acerca de los entierros, por Conny Mendez.

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